jueves, 24 de junio de 2010

Hipocondria sentimental

¿Se habrán olvidado de mí? ¿Volveré y sentiré el desarraigo? ¿Qué fue de Sevilla? ¿Sigue como cuando me fui? Me dedico en mis ratos libres a elaborar conjeturas sobre lo que puede estar pasando, pero ni aún así consigo elaborar una película creíble de los acontecimientos que me puedo estar perdiendo. Hipocondria sentimental, supongo. A ver con qué me encuentro mañana mismo...

sábado, 19 de junio de 2010

Visiones de Madrid (I)

De vez en cuando hago fotos del Madrid que me sorprende... Aquí la iglesia de las Escuelas Pías, en la plaza del insigne compositor Agustín Lara. Una antigua ermita incendiada por los anarquistas en la Guerra Civil que José Ignacio Linazasoro ha transformado en biblioteca para la UNED.









Hace años que el Cine Avenida de la Gran Vía dejó de ser cine para convertirse en una tienda de ropa. Sin embargo, sigue mantenindo el espíritu de 'glamour' propio de los cuarenta en pleno siglo XXI.




Antes era la fábrica de las cervezas El Águila, ahora es el archivo de la comunidad de Madrid.


Nada me seduce más de un edificio que sea innacesible y que esté abandonado, por eso creo que me fascina tanto esta maravilla que es la antigua Estación de ferrocarril del Norte en Príncipe Pío.


domingo, 13 de junio de 2010

50 años de 'El Apartamento'


Medio siglo se cumple hoy de la primera proyección de la obra maestra de Billy Wilder. 'El Apartamento' nos traía a una Shirley McLane coqueta y con el pelo corto y a un entrañable Jack Lemmon haciendo de oficinista pardillo, presentados en un ascensor. La muestra del más sumiso de los subordinados es en Lemmon un personaje increíble, trascendental y adorable para la Historia del Cine.

Ya no se hacen películas como 'El Apartamento', una historia de amor de las de toda la vida, pero con la visión Wilder que hace de cada relato una obra genial. La cinta en blanco y negro con más Oscars hasta 'La lista de Schindler' cumple hoy 50 años, y es de recibo hacerle una pequeña entrada. No hace falta decir que es imprescindible verla, altamente recomendable.


Si te miro


Si te miro se me olvida por qué he venido. Se me olvidan las preguntas incómodas que tengo que hacerte, se me borran los prejuicios, se me olvida que en la taza se me enfría el café poco a poco. Si te miro no me acuerdo de que llueve afuera y del frío que he pasado por no haber cogido la chaqueta al salir de casa.

Si te miro no veo la biblioteca que nos rodea, ni escucho los acordes de la banda sonora de 'Cinema Paradiso', que suena delicada mientras hablamos. Si te miro se me olvida lo pasado y sólo existe el presente, ese presente que sólo puede entenderse en la distancia que hay entre tus ojos y los míos. Si te miro, soy capaz de tardar una hora en sacarte el tema de mi visita, la inquietud que me ha hecho deambular por las calles de Madrid esta tarde de lluvia.

Si te miro, me muero de miedo, al mismo tiempo que se me derrama por la comisura del labio una nerviosa sonrisa. Si te miro deseo no parpadear para no perderme ninguno de los gestos que adornan tu forma de hablar. Si te miro no puedo dejar de mirarte, y la mano que, en la despedida, se agarra a mi mano cuando ya no esperaba más que un frío adiós, la mano, tu mano, la que me retiene en una escalera, la que me obliga a volver a mirarte... Tu mano que no significa nada, o al menos eso me parece a mí, pero que me da escalofríos con sólo rozarla, me lleva desbocado al abismo de tus ojos fijos en mí, relajados, brillantes e inquietos.

Si te miro, me pierdo en el sueño de que quizás cambies, en el drama hermoso de no poder olvidarte. Pero, aún así, no puedo dejar de mirarte.

viernes, 11 de junio de 2010

El día que dí el grito

Con gran acierto nos instruía uno de los maestros de la Escuela en el arte de la mala leche y el mal genio a principios de curso. El periodista parece tener un lado oscuro, nazi, reprimido, agrio y demoledor. Y es completamente necesario, porque el mundo sólo te da dos opciones: devorarlo o devorarte.

Hoy me he sorprendido a mí mismo como editor de textos (el que no lo sepa, es el último que lee el periódico antes de la hora del cierre, el que corrige los textos, el último filtro), dando una contestación de jefe dictador. Veía que llegaba la hora de que comenzaran a rodar las rotativas y no estaba el texto que abría con media página la sección de Local. Me pongo a meter prisa y, de repente, la redactora me dice que si quiero ir más rápido que lo haga yo. Sorprendentemente, no me muerdo la lengua, y le grito que no, que lo tiene que hacer ella, pero que tenía que estar listo hace una hora, y que es 'su puto trabajo' y que esto es una redacción y el resultado final depende de todos y no cada uno se ocupa de lo suyo y ya está. La redactora se ha dado la vuelta y ha seguido escribiendo, y lo ha terminado en dos minutos.

Lo peor o lo mejor, según se mire, es que en ningún momento he pensado que me estuviera pasando de la raya. Estamos trabajando, y no puedes morder mi mano, que es la que te da de comer, como a mi no se me ocurrirá morder la tuya cuando tu seas jefa. Realmente este año sí que me está cambiando, pienso que para bien. Para Jose e Isa, los que me han visto morderme los labios más veces, por fin he conseguido abrir la boca y decir las cosas. Llego tarde, pero llego, podéis estar orgullosos.