lunes, 24 de marzo de 2008

La Semana de la Gloria


Otro año más, se nos va. Otra Semana Santa que se acaba, y otra vez a guardar el derroche y el esplendor hasta la primavera que viene.

Sevilla en una semana se convierte en la puerta directa a la Gloria, en el arco hermoso y albero de Feria de la Macarena, por el que se llega bien recto al corazón de la ciudad. Igual que llega la emoción del niño cuando te pones bien el nudo de la corbata el Domingo de Ramos por la mañanita, aparece la nostalgia cuando en la tarde del Domingo de Resurrección, los toros en la Maestranza cierran de media verónica el Evangelio según Sevilla.

Chorreadas las velas en los pasos de palio, marchitos los lirios y los claveles en la manta que alfombra los pies del crucificado, manchadas de cera las túnicas de los nazarenos que fueron antorcha viva en la madrugada. Ya sólo queda lo que añora siempre la Ciudad: el eterno segundo de la Víspera, ese año completo en el que la mente se vuelve a aquel momento vivido, a aquella saeta en el silencio de un balcón engalanado, a la marcha que siempre te pone los vellos de punta, al grito del capataz que se deja la voz en cada levantá... al sueño del sevillano de que ya queda menos para un nuevo y soleado Domingo de Ramos.

En esta semana de la Gloria me encuentro a menudo con gente que desprecia de una manera ignorante lo que la Semana Santa andaluza significa. En una sociedad minimalista en la que se reivindica lo simple (que no lo sencillo), lo que no cuesta hacerlo, lo que no implica cuestionarse nada, lo que no permite emocionarse; el sentir andaluz no es sino el último clavo al que el creyente se aferra...el que siempre está ardiendo. Cuando se aplaude a un crucificado y algunos consideran abominable, incluso grotesco, que se grite Guapa a una Macarena que es lo más hermoso que Dios concedió al hombre crear con sus manos; no están sino separándose de lo que temen... Sevilla no aplaude al Dios muerto que temía Machado en su saeta al Cristo de Los Gitanos, no quiere el Cristo con sangre en las manos, como el poeta creía. Sevilla sabe que el hombre que lucha entre vida y muerte en los ojos desgarrados por el tiempo del Cachorro, termina en la gloriosa mañana de Santa Marina: la ciudad acoge al héroe y al Dios en sus brazos para llevarlo dentro durante un año más.

Por eso, en un tiempo en el que los que se creen que van a cambiar el mundo renuncian a sus raíces para meterse en el fango de una globalización de la que se creen exentos, en una era en la que la belleza no es más que el símbolo del poder, en la que Dios es de nuevo crucificado... en un tiempo así, cada año Sevilla vuelve al siglo XVI, al eterno momento de la Víspera, a ese segundo en el que sabemos que algo mágico sucede, y que cubre de sol reluciente y glorioso cada adoquín de una ciudad atravesada de amor por las espadañas de sus Iglesias. Sevilla vuelve a sembrar de Esperanza cada Madrugá, doblemente esperanza para una noche en la que la muerte no es el final, en la que la muerte no es más que el principio. Morir para nacer. Dos Esperanzas que vienen, fíjese usted, de los barrios obreros y republicanos de la Guerra Civil: Macarena y Triana. ¿Se puede ser más valiente, como aquella Estrella que salió entre las bombas en la primavera que dividió España con el hachazo cruel de la guerra?

Sinceramente, quiero seguir viviendo nuevas Semanas de Gloria. Quiero ver nuevos nazarenitos en el Salvador, vestidos de blanco entre un clamor de palmas. Quiero que haya gente que mande callar a los charlatanes cuando pasa por el Museo el Señor de Sevilla. Quiero escuchar a la gente pobre de la Alameda, a los pescaderos de la calle Feria, a las prostitutas, y a los renglones torcidos de Dios gritar a la Reina de San Gil "Guapa", la forma más hermosa de decir "Dios te Salve". Quiero que el rostro de un Dios victorioso me haga llorar en la calle Francos, cuando siento que el paso se abalanza sobre mí. Quiero sentir las diferencias sutiles que hacen distinta cada Semana Santa.

Porque el hombre que renuncia a sus tradiciones y a sus raíces, está renunciando a lo que es. Cargamos con nuestro pasado toda la vida: valorémoslo al menos, como se merece. Lo que hace genuina a Sevilla es que los sevillanos sean capaces de mantener lo que la hace única. ¿De qué nos sirve llamarnos Sevilla si somos igual que miles de ciudades en el mundo...?

Aquí os dejo con la defensa de mi cultura, que es lo más grande que me dieron al nacer, y que es lo más importante que quiero transmitir a mis hijos. Magnífica estación de penitencia de Sevilla al mismísimo corazón de La Ciudad. Hasta la próxima esquina llena de embrujo, sevillanos...

miércoles, 12 de marzo de 2008

La teoría del suicidio

Hace ahora más de cuatro años, cuando entré por primera vez a una clase en la facultad, fue el primer momento en el que me sentí idiota de remate.
Tras los nervios de las presentaciones, y darme cuenta de que en verdad, amigos lo que se dice amigos, no tenía; acudí en actitud responsable a mi primera clase de Teoría de la Comunicación. Un profesor de apellido Serrato, uno de los pocos que ha conseguido maravillarme desde que crucé el umbral de la Facultad de Comunicación de Sevilla, con su tono distendido entre Matías Prats y un Hemingway al que se le cogía en día bueno, daba su primera clase demostrándonos que la verdad no existe. Su discurso se enmarañaba en reminiscencias a la cultura pop, al cómic, a la música rock y a las corrientes de pensamiento europeas de la etapa de la Escuela de Frankfurt. Era fascinante para un chico que salía de un colegio en el que todo era siempre rutinario, escuchar hablar de temas que en la vida habían pasado por su cabeza, pero que eran apasionantes. Ir a clase era más un deseo que una obligación.
Recuerdo que en una de aquellas clases, uno de mis compañeros a los que no conocía (como a tantos otros) levantó la mano para interactuar con el Sr. Serrato, y en su turno preguntó si lo que explicaba tenía relación con las tesis del suicidio de nosequé autor, que a mi me sonó a chino. En ese momento, y viendo que el profesor le contestaba, me dí cuenta que aquel tío entendía de lo que se estaba hablando. Y me pregunté a qué había dedicado mi vida durante tantos años...
Lo peor es que en los días sucesivos, personas más o menos pintorescas, continuaron con la costumbre de interactuar con el profesor, y a cada comentario, yo me sentía más inferior a la clase. Cada libro o película que nombraba Serrato me la sacaba de la biblioteca. Intentaba comprender lo que hay detrás del mensaje oficial del lenguaje cinematográfico, descifrar intenciones ocultas en la música de las vanguardias, tomarme el movimiento rock como toda una ceremonia... Intenté transformar mi pequeña y cerrada mente en un baúl de ideas abierto a todo lo que pudiera enriquecerme. Y hasta hoy.
Si no hubiera sido por aquel chico de las tesis del suicidio, posiblemente hoy sería un pazguato como aquel Miguel que llegó a clase y le dió miedo volver al día siguiente porque todo era nuevo y desconcertante. Ahora se que nada es blanco o negro, y que las cosas no siempre son lo que parecen. Quién me iba a decir a mi, por ejemplo, que Romeo y Julieta encerraba un grito de auxilio contra los matrimonios concertados...
Si de algo sirvieron las clases de Serrato fueron para pensar...en realidad no sé de que iba muy bien la asignatura, porque el maestro se desviaba demasiado, pero hoy sé que fueron posiblemente las mejores que he dado entre los muros de la facultad, aunque no todos opinen lo mismo. Si hoy soy capaz de mirar con curiosidad todo lo que existe y ver más allá, fue gracias a aquel loco que creyóque antes que conocer el modelo de Jakobson, debíamos darnos cuenta de que no sabemos nada del mundo que creemos que conocemos...

jueves, 6 de marzo de 2008

Cada dos minutos...


Una canción de DespistaoS dice que cada dos minutos cambia de opinión... Eso es precisamente lo que le sucede a esa gran parte de la población que se encuentra estos días ante la duda de a quién destinar el voto.

Desde el PSOE Zapatero nos pide el voto "con todas nuestras fuerzas", después de habernos convencido de que nos daba "motivos para creer" en una nueva legislatura. El caso es que he podido saber por un amigo "abogaducho"(con cariño) que tengo, que los socialistas temen un alto nivel de abstención el próximo domingo, ya que cuando se ha producido en otras elecciones este caso, el PP ha sido el que ha salido reforzado, ya que los no-votantes benefician a los populares. De ahí ese interés a que votemos como si nos fuera la vida en ello. De ahí el vídeo de la viejecita que es arrastrada por su hijo desde el pueblo sólo para votar a su adorado partido conservador...

Por otro lado, Rajoy nos pide votar con cabeza y corazón. Probablemente reitera con este mensaje la idea de que Zapatero es un descerebrado, y que su Gobierno, aparte de pies, tampoco tiene cabeza...por lo que él nos propone una bien amueblada, aunque según he podido comprobar, con un programa bastante más ambiguo que el de los socialistas. En apartados como el cambio climático, propone ideas, pero de las que no sabemos si son o no partícipes los populares, o aparecen en el programa porque DEBEN aparecer. En el ámbito del cambio, creo que podría ser interesante ver gobernar de nuevo a los populares, pero por comprobar si la dureza de este último año era la crueldad mostrada por su propia naturaleza, o un simple teatro para dar la sensación de una oposición rígida y un Gobierno al que se le caen los palos del sombrajo. Me gustaría ver si Rajoy puede ser buen gobernante, como ha mostrado en etapas eficientes en el gobierno de Aznar, o si se ha convertido en marioneta del partido al servicio de una ideología que en los círculos de la opinión pública aparece como ligeramente radical.

En cuanto a Rosa Díez...pues no se sabe muy bien de que va su partido...Yo creo que en cierto modo, ni siquiera ella lo tiene claro. Está claro que buscan un sitio en el que hacer frente a los dos grandes partidos, pero permitidme cierto escepticismo, porque puede que dentro de unos años UPD ya no se presente a las elecciones...no, desde luego, si sigue como ahora. Es un afán de quedar bien con todos: un poco de extremismo, una carta de derechos a la "socialista" y el ideal patriótico de los populares. Un remix para convencer a los que se marean entre tanto cartel.

Los demás candidatos...pues creo que no merece la pena ni mencionarlos...claro que votarlos es muy válido y lo respeto enormemente, pero a día de hoy están desplazados irremediablemente de la élite política nacional. Quizá algún día cambien las cosas.

Ahora sólo dejaros con una idea: no hay voto más útil que el que se arroja en la urna convencido de lo que se vota, creyendo en un futuro y en un modelo de vida, sea cual sea el partido que lo lleve a cabo. Feliz fin de campaña!