lunes, 22 de diciembre de 2008

¿Dónde está mi Navidad?


Siempre he tenido espíritu navideño. En cuanto se acercaban las fechas señaladas mi corazón se revolucionaba: pensaba en los regalos, en el belén, el árbol, las grandes cenas, la familia, los festejos del año nuevo, la Misa del Gallo...

Pero este año las fechas señaladas se me han venido encima sin avisar. Sin darme cuenta, la Nochebuena se ha colado en mi salón, y yo ni siquiera había puesto un poquito de espumillón colgando de un cuadro... No entiendo esta desilusión que lleva sobre mí ya un tiempo, y que a pesar de los intentos por ignorarla, siempre vuelve. Y ahora llegan las fiestas, y no hago otra cosa que suspirar, que lanzar aire al aire, como si poco a poco, con cada suspiro, se me fuera volando el espíritu, las ganas, la ilusión.

Podría pasar de largo la Navidad, que este año no lo notaría. Y mientras tanto, sigo suspirando. Suspirando por algo que no sé, por algo que está en mi cabeza pero que no soy capaz de descifrar. Ha sido un buen año en muchas cosas, y me siento imbécil por no saber poner todos esos buenísimos recuerdos sobre la mesa y decir: "¡joder, que suerte tengo!". Unas entradas atrás hablaba de lo efímero de la genialidad, y sigo reiterando que lo genial me rodea cada día, pero no lo sé ver. Eso que hay de genial en mi vida sale a flote de vez en cuando, pero normalmente lo mantengo escondido, oculto, en un espeso pantano que no deja ver lo que hay bajo el agua.
Las navidades aún no han llegado y ya les temo. Son unos días para echar de menos, para llenarnos de nostalgia los bolsillos, y para darnos cuanta que muchas cosas no son como antes, y que otras siguen igual.

Me pregunto dónde está mi Navidad y nadie me contesta. Intento cerrar los ojos, me pongo los villancicos más inspiradores del mundo, tocados por grandes orquestas que llenan de pomposidad las paredes de mi salón, pero nada. Sigo igual, suspirando. Y más aire se escapa de mi boca en dirección a ninguna parte, buscando el calor de una hoguera que ilumina un árbol decorado en rojo y oro. El árbol de mis navidades pasadas.

Tampoco este año he enviado los christmas de todos los años, y ahora me arrepiento. Esas cartas simbolizan un abrazo enorme con aquellos a los que quiero pero no están cerca. Una lástima más que sumar a este estado de eterna nostalgia de algo que desconozco.

Si encontrara un motivo para esta tristeza, quizá se acabaría y volvería mi infantil deseo de paz y amor en estas fechas. Quizá aún estoy a tiempo de buscarlo, a lo mejor podéis decírmelo vosotros, dicen que 4 ojos ven más que 2, y que desde fuera todo se ve distinto... En fin, ahí lo dejo, para el que quiera darme su particular visión de esta paranoia que me come por dentro...

sábado, 13 de diciembre de 2008

Historias de la Fcom: Encierro a la boloñesa

Los Bolonios han tomado mi facultad. Pasando la copistería puede leerse: "sala de dormir", "sala de estudiar"... en las puertas de los seminarios de la planta baja. Llevan desde mediados de semana encerradicos en la FCOM.

Las pintas de los personajes son para verlas. Hacinados (cuatro gatos, no os vayáis a creer que más), los Bolonios observan desde el otro lado de la puerta, desde ese ojo de buey tras el que se esconden estos cansinos sujetos.

Aún recuerdo los principios, cuando las asambleas estaban llenas de gente interesada. Ahora ya no queda nada: los Bolonios luchan como inútiles contra algo imparable. Encima se hartan de colgar fotocopias demostrando el bien que le hacen a la Humanidad (ay si no hubiesen existido los Bolonios!), fotocopias que por otro lado no te provocan otra cosa que el pensar "qué flipaos están...".

A la luz del trabajo de investigación de los compañeros de Punisheando, la única cosa que me queda por decir es: enhorabuena, queridos alumnos de la Facultad de Comunicación. El Aula de Cultura tiene que recortar el presupuesto para pagar las pancartitas hechas con papel de envolver que los Bolonios han distribuido a modo de murales por tooooda la Facultad. A cual más tonta, surrealista y confusa. Se han hecho con el puesto de Delegación de Alumnos y nos hemos quedado tan panchos. A partir de ahora pagaremos los bocadillos de jamón de los Bolonios en las laaaaargas noches de los encierros. Pobrecitos lo que sufren.

Lo peor es que me parece un insulto que intenten compararse a los que protestan por la desaparición de sus carreras, precisamente cuando Bolonia va a traerles (a ellos que lo disfrutarán) un modelo de enseñanza con alta valoración de las prácticas, algo que ya hacía falta en una carrera como Periodismo.

En fin, que si queréis seguir viviendo del cuento (una de las razones contra Bolonia es la oposición al control de la asistencia a clase), me parece muy bien, pero no a costa de becas de gente que realmente lo necesita cuando tú estás rascándote en el parquecito de detrás, o a costa de paralizar las clases cada vez que os venga en gana para hacer asambleas que lo único que nos hacen es perder el tiempo.

Retiraos con dignidad, Bolonios de la FCOM, antes de que os arrolle vuestra causa, convertida por vosotros mismos en una vulgar pantomima sin norte.

El eterno sonido del cine

Nació en 1932. La era de entreguerras le permitió tomar aire tranquilamente antes de que el fascismo asolara Europa y EEUU, siempre atenta a la jugada europea, pensara en "echar una manita" al mal llamado Viejo Continente.

Nadie le dijo que sería uno de los compositores más célebres de Hollywood cuando sólo soñaba con sencillas melodías que él creía inútiles. John Williams, el músico, el gran músico de cine que vistió los silencios de majestuosidad, es el hombre al que dedico esta entrada.


Empezó estudiando música (¿qué si no?) en el conservatorio de su barrio, y llegó a dominar cuatro instrumentos: trombón, clarinete, trompeta y piano. ¿Recuerdan la archiconocida fanfarria de la 20th Century Fox? Pues en ese bosque de metales estaba él. Con su trombón nuevecito, Williams ligaba desde ese momento su vida a la maravillosa labor del compositor de bandas sonoras de cine.

Al principio todos estaban escépticos. Qué osado querer poner música a tantos filmes, más de 100, y no retirarse nunca (a pesar de que advirtió que lo haría tras La lista de Schindler). Sin embargo, el tiempo lo fue colocando en el lugar que merecía, y le concedió 5 Oscar de nada más y nada menos que 45 nominaciones. Y luego los Globos de Oro (ganó 4 de las 20 veces que fue propuesto).

Seis décadas componiendo al servicio del cine que ha construido nuestros recuerdos. Un nombre íntimamente ligado al cine de aventuras que nos hizo soñar: Tiburón, El coloso en llamas, Star Wars (todas), Superman, Harry Potter, Indiana Jones, E.T., Jurassic Park... y un sinfín de composiciones que han quedado para los anales de la Historia. También maestro de lo sobrenatural (Encuentros en la Tercera Fase, Drácula, La Guerra de los Mundos) y de los dramas más duros, con una unión especial a aquellos en los que Spielberg retrata la historia judía: la sublime y ya citada, La lista de Schindler, y un drama desgarrador, Munich.


Su talismán: la Orquesta Sinfónica de Londres, con la que grabó, entre otras, las bandas sonoras de Star Wars, y con cuya grabación vendió más de 4 millones de copias en 1977. A partir de ese momento las universidades americanas se lo rifaban. 14 de ellas le concedieron títulos honoríficos, entre ellas la de Boston y el Conservatorio de Nueva Inglaterra.

Además, escribió la música por encargo para 4 Olimpiadas (Los Ángeles 84, Seúl 88, Atlanta 96 -el centenario de los JJOO modernos- y Salt Lake City 02).

Sin duda, si hubiese podido volver a nacer, él sería una de las personas que escogería ser sin dudarlo. Sólo un genio puede crear semejantes piezas para gloria del cine. El mejor de los compositores fílmicos americanos sin duda. Aqui abajo os dejo un poco de toda esa maravillosa obra.

Gracias John Williams.


jueves, 11 de diciembre de 2008

Una nueva aventura

El ente público me abre las puertas. Los Reyes me dejarán a los pies del árbol un regalo insospechado: mi incorporación el día 7 de enero a Canal Sur Radio. El reto podría ser sólo ese: el enfrentarme al medio que más miedo me da, el del micrófono. Sin embargo, no contento con eso, me apunté nada menos que a las prácticas en la sección de deportes. Quienes me conozcan sabrán que lo deportivo me es tan ajeno que esta nueva empresa es casi una osadía. Pero me prometí que este año me enfrentaría a mi campo más desconocido, el deportivo, y qué mejor manera que hacerlo así.
Canal Sur Radio es un paso más después de abandonar Diario de Sevilla este verano. Ahora entiendo a mi amiga Marian cuando decía que no podía dejar de trabajar, porque le encantaba. Ahora lo entiendo.

Ahora prosigue la aventura que comencé este verano en la segunda planta de la Calle Rioja. Es el momento de seguir aprendiendo, en un medio distinto, con nuevos compañeros y nuevos retos.

Revisando mis errores en el Diario, me dí cuenta de que los días que no me apetecía implicarme demasiado en la noticia, el papel era un reflejo de mi mente: frases torpes, aburridas, faltas de originalidad, e impregnadas del estilo telegráfico. Por eso, y después de darme cuenta de que no se puede ser genial durante todo el tiempo, he decidido, al menos, mantener mi genialidad durante el mayor número de horas posible en activo.

Al fin y al cabo, noviembre ha sido un mes pesimista (si leeis las entradas en este blog del mes pasado, sobran las palabras...), y diciembre se merece un cambio de aires...y enero, y febrero, ¡y hasta que pueda mantenerlo!.

Lo dicho, una nueva etapa llena de sorpresas. Porque, si en quinto de carrera ya pierdo la ilusión, ¿qué es lo que me queda?

miércoles, 3 de diciembre de 2008

MeMe para todos los públicos

No, MeMe no es una amiga mía. Es una especie de cadena bloguera que me ha llegado a mi, digamos que por azar, de la mano de un bilbaína bailarina llamada Bayadère (http://dancingasnobodyswatching.blogspot.com/) a la que al principio me volví loco intentando poner cara, hasta que me di cuenta de que no la conocía... Lo que ella no sabía (cosas del destino) es que hace sólo unos meses yo mismo estudiaba La Bayadère con mi profesor Stephen Fitzpatrick, que la iba a interpretar en la Ópera de Berlín. Coincidencias, coincidencias...
Pero antes de empezar, unas normas básicas:

1. Linquea al que te ha tagueado y pon estas normas en tu blog.
2. Comparte 7 hechos sobre ti en tu blog, algunos al azar, otros curiosos.
3. Taguea a 7 personas al final de tu entrada dejando sus nombres y los enlaces a sus blogs.
4. Hazles saber que han sido tagueados dejando un comentario en sus blogs.
5. Si no tienes 7 amigos, o si alguno ya fue tagueado por otro, entonces busca a algún extraño insospechado.

Una vez definidas las normas, me enfrento a esta experiencia insospechada.

Primero. Supongo que después de llevar 12 años estudiando música, será que por un momento me entró la paranoia, pero a principios de este curso la abandoné. Y todo partió de un hecho curioso. Mi primera clase en el Superior: Teoría de las Formas. Nos reparten unos documentos par leerlos durante el curso, y entre ellos encuentro uno que me llama la atención y leo un párrafo al azar. Habla sobre la teoría de que el músico, conforme más estudia y aprende los entresijos formales y armónicos de las obras, más se insensibiliza ante la hermosura. El músico pierde la capacidad de emocionarse. Me quedo perplejo, y lo vuelvo a leer: me parece terrible. Tanto me marcó aquella frase que huí despavorido del academicismo, buscando nuevas rutas pero con la misma pasión por la música. Supongo que prefiero amarla a conocerla.

Segundo. Soy un despiste continuo. Por mucho que intente estar alerta a lo que pasa a mi alrededor, nunca me entero de nada. A menos que esté muy despierto, hay como una burbuja que me hace olvidar que hay vida más allá y que las cosas ocultas existen. Soy como Pérez Galdós, un realista, pero un realista a la fuerza, porque me creo que todo es tal y como aparenta. Una mala virtud para un periodista, que estoy intentando corregir.

Tercero. Estoy obsesionado con la literatura de calidad, y cuando fui a Londres hice que mi amiga Isa me llevara hasta la casa de Charles Dickens. Sin embargo, nunca había leído nada de él. En cuanto llegué a España (con los vellos de punta) pensé en que si no leía algo suyo, estaba traicionando su memoria. Antesdeayer me compré Historia de dos ciudades. A ver si consigo sentirme mejor conmigo mismo.

Cuarto. Este año termino la carrera, y en lugar de alegría sólo tengo nostalgia. Creo que mis amigos de la clase están empezando a odiarme, porque con eso de que nos separaremos, no los dejo ni un minuto en paz. Quiero estar 24 horas con ellos, de pesadilla infernal. Y si leen esto se darán cuenta de que no son malas mis intenciones, sino que es la única manera que tengo de demostrarles lo que valoro estos 5 años que hemos compartido. Lo siento!!

Quinto. Copiando a mi compañera bloguera, también quiero hablar de un pecado capital: la soberbia. Dicen que es malo, dicen que la virtud es la humildad: no lo dudo. Pero viniendo del mundo del que vengo, del mundo del aplauso de los conciertos, y habiendo saboreado el placer de que aparezca tu nombre en toda un página doble de un periódico, no puedodecir menos que mi soberbia está justificada. Si hago las cosas bien, estoy orgulloso de ellas, y por consiguiente, me gusta qe me lo reconozcan. No quiero gloria ni premios, sólo un gracias. Y parece que como cristiano, eso es malo... pues lo siento, pero para mí, esos detalls son los que me dan fuerzas para no perder la ilusión cada día.

Sexto. Mi frustración maldita es salir de Sevilla. He probado con las Erasmus, las Séneca, las becas de idiomas y el cambio de Universidad por traslado de expediente...y nada. Cada año que he empezado la carrera he dicho que quería irme fuera, y nunca lo he conseguido. Se me pasaban los plazos, cancelaban mis solicitudes o aparecían cosas que me encadenaban a Sevilla. Amo mi ciudad, pero empiezo a pensar que ella tiene una obsesion enfermiza por mi!!

Séptimo. Mi peor defecto, y lo que me mata poco a poco, son los cambios en mis estados de ánimo. Lo mismo estoy feliz, que triste, que enfadado, que te odio a muerte, que te como a besos, que estoy gracioso, que borde... Mi mente es un espacio que nunca comprenderé cómo funciona. Lo malo es que le hago daño a la gente por culpa de esos cambios de estado, y acabo dejando a muchas personas maravillosas por el camino. Algo horrible que parece que voy superando.


En fin, aquí termina este MeMe. Y devuelvo la pelota para que sigamos con esta cadena. lgunos sé qu no lo haréis, pero espero que otros sí. Invito a Gloria, a Emilín, a Isa, a Gema, a Laura. Y a todo aquel que se anime...sé que no son siete, pero ya buscaré dos más para la lista!

jueves, 27 de noviembre de 2008

Yo soy

Yo soy aquel que se mira en el espejo y finge que no se reconoce
Yo soy aquel que escucha con los ojos abiertos y llora con la boca cerrada
Yo soy aquel que ríe sólo cuando la situación parece merecerlo
Yo soy aquel que nunca en su vida dijo las cosas claras
Soy aquel que ansía la vida de otros pero no se molesta en conseguirla
Soy aquel que te mira fríamente aunque por dentro le explote el pecho
Yo soy aquel que susurra para decir cosas importantes
y el mismo que grita para hacer el tonto

Soy el que no habla en serio aunque lo parezca, porque no se atreve
Yo soy aquel que duerme en un sueño distinto cada semana, pero no aprende nada de ninguno
Soy la cara y la cruz de la misma moneda según con qué pie me levante
Soy el odio de mí mismo y la paz que sólo en mis silencios encuentro
Soy un ídolo caído

Yo soy la canción que la gente se pone cuando está triste para llorar más a gusto
Yo soy la vela que no termina de prender como debería
Yo soy la eterna espera, el otoño que siempre es nostálgico
Soy el calabozo de mis propias ideas
y la frustración de mis proyectos
Soy el miedo del que se siente solo aún estando rodeado de gente
Soy la búsqueda sin fin de mi identidad

Yo soy quien creía tocar el cielo con las manos mientras se hundía en el fango
Yo soy el experto en desechar buenas oportunidades
Yo soy el inmovilismo
Soy el corazón del cobarde, arrugado de no sentir nada
Soy la pluma pesada que no escribe más que lo que la gente quiere leer
Soy un averno congelado
Soy la rabia contenida en una boca que no se abre por no molestar
Soy el que nunca será capaz de ver el vaso medio lleno
Y el desafortunado que piensa que la felicidad se mide en segundos

Yo soy el que dice creer en todo sin creer siquiera en sí mismo
y al que se le salta una lágrima en lugar de una risa con los buenos recuerdos
Soy la víctima perfecta de un vendedor de utopías
Soy el ocaso de la esperanza
Soy un fraude
Soy un ser cansado de sus lamentos
Soy una marioneta cuya mano se esconde detrás de un tupido telón
y una estrella que muere sin que nadie la haya descubierto

Soy lo mínimo para lo que podría llegar a ser
Y aún así
No me despierto

lunes, 24 de noviembre de 2008

Alguien que me ponga 'Canción del amor propio' cuando me vea triste

Hace poco he tenido la ocasión de reunirme, de hablar, de empaparme de lo que me rodea sin necesidad de televisión, radio ni periódicos, sin buscar el entretenimiento en internet, sin preocuparme por los blogs y la programación musical de la ciudad, y sin pensar en nada que sobrepasara los límites de las tapias de ladrillo de mi casa de la playa.

En esos momentos, en ratos de silencio, en una ligera dosis de convivencia, descubro la grandeza de lo cotidiano, de lo espontáneo. Y me doy cuenta de que aunque poco a poco, después de este tipo de reuniones se me va apagando la magia, como si se desvaneciera el recuerdo de tanto rememorarlo. Y me afecta una especie de dolencia parecida a una nostalgia vestida de resaca que me lleva a cierta pesadumbre que me hace escuchar mis canciones favoritas y ver fotos antiguas, y sonreir como un idiota cuando te cuentan cosas tiernas. Será que me tomo demasiado en serio las cosas naturales y las disfrazo de artificio a través de esta mente barroca que tengo.

Y a pesar de que ahora mismo me siento más arropado que nunca por esa manta invisible que teje la Historia alrededor de cada uno para que sienta que al caer habrá un bosque de manos dispuesto a recogerlo, me dan miedo los silencios. Me bombardean la cabeza pequeños manojos de emociones, y encuentro más fácilmente los desiertos que aún me quedan por llenar. Así me adentro y, como un niño que está triste porque sí, me escondo en un rinconcito hasta que alguien venga a buscarme.

Echo de menos todo aquello que hace reconfortante el tener una persona a tu lado. Me pregunto dónde buscar o si reinterpretar alguna de las miradas ya pasadas y a las que no presté atención. Y es entonces cuando se me viene a la cabeza un rostro hermoso, una luz que quizás sólo para mi sea cegadora, y se me acelera la respiración. Puede que sólo cantos de sirena que al final me harán naufragar, pero que ahora que los oigo me hacen afortunado.

Echo de menos todo lo que veo a mi alrededor y lo tildó con una palabra que no designa virtud, pero que es la más clara para definirlo: envidia. Envidia de todas aquellas tonterías y espontaneidades. Alguien a quien defender y decir frases cursis que no dirías ni delante de tu mejor amigo por vergüenza. Alguien que se ría con mis gilipolleces simplemente porque para ella es gracioso. Alguien que me ponga la Canción del amor propio de Ismael Serrano cuando me vea triste, y que se pelee conmigo para luego sellar la paz con un beso.

Sí, envidia debe ser. Y aquí me encuentro de nuevo ante la pantalla del ordenador, ante el cristal de mi ventana, ante el espejo del baño, intentando encontrar el valor para dar un paso más y otear el horizonte en busca de ese alguien en quien sumergir mis ojos, con quien compartir mis sueños, a quien susurrar canciones hasta quedar dormidos.

De nuevo en ruta buscando un puerto al que no sé llegar, pero del que recuerdo los aromas y los colores. Un puerto que se que adoro sin ni siquiera haberlo pisado. De nuevo en ruta, pero con una nueva premisa para el viaje: disfrutar el camino.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Huelga a la boloñesa


Cuando veo los carteles de papel marrón (de esos rollos grandes con los que se envuelven las cosas que se rompen), me echo a temblar. Cuando hay un cartel de esos en mi facultad significa que los de Bolonia vuelven al ataque. Parece que cierto sector de la Universidad de Sevilla (la UPO está más que rendida) no se rinde ante la adaptación de la Hispalense al modelo europeo de educación superior. Reducción de becas, privatización de las carreras a través del patrocinio de empresas, fin del espíritu crítico...estos son algunos de los motivos que esgrimen los contrarios al Pacto de Bolonia para echar abajo la europeización de la enseñanza universitaria.

Lo cierto es que últimamente la Universidad está a la que salta (¿recuerdan las manifestaciones contra la LOU, la puerta del siglo XVIII destrozada en el Rectorado por el atropello de los manifestantes?). Cualquier momento es bueno para montar una plataforma en favor o en contra de algo. Y los "boloñeses", como yo los llamo (conocidos por su afición a la "asamblea sorpresa"), no se han quedado atrás, y lo que empezó como un movimiento que atodos nos ilusionó en la Facultad de Comunicación, ahora no es más que una pantomima que nos libra de ir a clase de vez en cuando.

Y mañana hay organizada una huelga de estudiantes (que en el resto de facultades casi desconocen) para ir todos de la manita hasta la Calle San Fernando (ahora que es peatonal, es que parece que incita a la manifestación) a "luchar" contra Bolonia (pobre Bolonia, que culpa tendrá ella de toda esta movida...). Así que los boloñeses, que no se conforman con haber perdido con su mal planteamiento el apoyo de los profesores y el Decanato para la causa, y haberse ganado el espaldarazo de buena parte del alumnado (recuerdo la manifestación/cacerolada justo debajo de las ventanas de la Biblioteca en plena época de exámenes y con la sala a rebosar de gente agobiada), siguen con su "No a Bolonia", cuando la mayoría hemos asumido rendirnos a la evidencia de que es algo inevitable, y empezar a ver el lado bueno de lo que el Espacio Europeo de Educación Superior pueda ofrecernos.

Al principio hasta creía en aquello del "No a Bolonia", pero se me han quitado las ganas después de tanto despropósito. No sé si será que a fin me está llegado la madurez. O que se me ha indigestado la boloñesa...

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Adiós al padre de Parque Jurásico

Ayer murió Michael Crichton. ¿Que no sabéis quien es? Yo tampoco me acordaba de él, la verdad, pero resulta que adentrándome en mi memoria lo he encontrado. El padre de la novela que dió lugar a una de las películas que marcaron nuestra infancia: Parque Jurásico. Nunca me había interesado por el escritor que creó un mundo imaginario que vive en la mente de nuestra generación, pero ahora he querido dedicarle estos parrafitos, que espero sirvan de algo. A continuación os enumero algunas de las proezas de este hombre, que medía 2.06 metros, que ya quisiera yo para mí.

- Ganó el Premio Edgar Allan Poe de relato.

- Fue el creador de la serie Urgencias, que parece que no tiene mucho éxito, porque sólo lleva 15 temporadas y sigue...

- Médico diplomado por la Universidad de Harvard.

- Estudió Literatura antes de empezar Medicina.

- 150 millones de copias vendidas de sus thrillers tecnológicos.

- 12 de sus novelas se llevaron al cine.

- Produjo la película Twister.

- Spielberg llevó al cine no sólo su Parque Jurásico, sino también la secuela, El mundo perdido.

- Escribió best-sellers como Esfera, La amenaza de Andrómeda o Congo.

- Dio conferencias de antropología en la Universidad de Cambridge.

- Le pusieron su nombre a una nueva especie de dinosaurio que encontraron en China.

- Fue el primero en usar en cine imágenes bidimensionales y tridimensionales realizadas por ordenador.

- Tiene un Oscar por logros técnicos y varios Emmys por Urgencias (que por cierto son el reflejo autobiográfico de sus prácticas como interno en un hospital).

Asi que, el hombre que devolvió a la vida a los dinosaurios es más que pura patraña. Una sorpresa grata...una pena que haya tenido que morir para conocerlo. De todas formas, aunque no sea un Cervantes o un Scorsese, su obra está grabada en nuestra memoria. Aunque sea en nuestra memoria de niños flipados ante una pantalla de cine.

El sueño cumplido

La Casa Blanca ya tiene un nuevo inquilino (¡y qué inquilino!). El insomnio que me mantuvo anoche pegado a la televisión siguiendo estado a estado el desarrollo de esas elecciones americanas que pasaban las fronteras de los EE.UU., mereció la pena con tal de ver como Obama se acercaba poco a poco, en una batalla ganada voto electoral a voto electoral, a la mansión neoclásica más importantes del mundo.

Anoche muchos decían que se había cumplido el sueño de Luther King. He de admitir que no creí que se cumpliera. Una nación que había dejado votar a sus mujeres a principios del siglo XX, pero que no se lo había permitido a los afroamericanos hasta los años 60, era un dato a considerar. Y por ello, a pesar de mis deseos, pensab que América no estaba preparada para poner a un negro en el Despacho Oval. De ahí mi sorpresa al darme cuenta de que los norteamericanos han votado por encima de prejuicios como la raza para tener el presidente que EE.UU. necesita.

Anoche no hacía más que cambiar de cadena para ver quién se acercaba más a la actualidad. Gabilondo en Cuatro ("aunque no te interese mi opinión yo te la cuento, y además al principio del informativo, no vaya a ser que te la pierdas") estaba eufórico, con datos arriba datos abajo. Virginia, Pensilvania, Carolina del Norte, Florida (con la pájara electoral que le caracteriza), Ohio...ayer me aprendí la mayoría de los estados (algo que no se estudia en geografía en los colegios), algo que creo me hizo mucho bien, porque no tenía ni idea.

Realmente fue una noche trepidante, y terminó con una buena noticia no sólo para EE.UU, sino para todo el planeta. Porque anoche, quien votaba en los Estados Unidos era el Mundo, y pudimos respirar un poco más tranquilos cuando nos concedieron 4 añitos de demócratas. Ahora sólo queda esperar a que Obama, triunfante, mueva las piezas del tablero...aunque haga lo que haga, no es muy difícil superar a su predecesor...

lunes, 3 de noviembre de 2008

Algo está cambiando

Será mi paso por el Diario, o será que ahora estoy más informado que antes, pero lo cierto es que Sevilla me está sorprendiendo con la oferta cultural. Vale que no tenemos la oferta cultural de Barcelona, pero es que, señores, no somos Barcelona.

Hace unos meses era yo el primero (y además de manera muy repelente) que despotricaba contra lo que hacía el Ayuntamiento (yo creía que nada) por convertir Sevilla en una ciudad de altura (y no por poner la noria y el Metropol Parasol precisamente, por cierto, proyectos que apoyo).

Sin embargo, será que ahora sí estoy al día de la cultura y por ello estoy que desde julio no puedo cerrar la boca de la sorpresa. Entre el blog de Sevilla Ad libitum y mi consulta diaria a las programaciones de los centros artísticos de la ciudad, no me pierdo una, y lo que me sorprende es cómo hay tanta cosa en Sevilla y yo me la estoy perdiendo.

El Maestranza raro es el día que tiene el teatro libre: conciertos de cámara, ballet, ópera, ciclos, zarzuela, sinfónica, recitales, conferencias, charlas, ruedas de prensa...la sala del Arenal es un hervidero que además, desde que cuenta con la presencia de Halffter, programa una exquisita selección que está elevando tanto a la Sinfónica como al Teatro a un nivel con el que ni siquiera soñábamos (valga de prueba el éxito de De los cañones a las estrellas de Messiaen el pasado jueves). Al Maestranza se le suma el Central, un centro de referencia para todo aquel que quiera estar a la última en cuanto a escena (ciclo de jazz, flamenco, música contemporánea, y por supuesto, teatro); el Teatro Álvarez Quintero, dedicado a la música y en el que Cajasol ha configurado una temporada bien estructurada; el Palacete de Juventudes Musicales en el Parque de María Luisa, que apuesta por conciertos solísticos de jóvenes promesas de la ciudad, la Casa de la Provincia, con los lunes dedicados a los músicos (preferentemente de la Academia de la Fundación Barenboim-Said)...

El teatro no se queda atrás, y además del Festival de Artes Escénicas (Fest) que se celebra en primavera, y de las numerosas salas que apuestan por el teatro independiante como La Imperdible, este año contamos con el recién reabierto Teatro Duque y el nuevo centro de investigación teatral de TNT Atalaya, uno de lo seguros referentes futuros de la escena española. Además por supuesto, de la programación siempre interesante a la par que clásica del Teatro Lope de Vega y de las Atarazanas.

En cuanto al arte... pues qué decir.El Ayuntamiento ha tomado por hermosa costumbre inaugurar las obras terminadas con exposiciones escultóricas a pie de calle. Los sueños de Colón de Gabarrón y las cabezas mitológicas de Igor Mitoraj se pasean por la Plaza Nueva, Dalí se expone triunfante en un Salvador no menos glorioso y las Meninas inauguraron una Alameda remozada y novedosa. Además, hoy hemos podido saber que pronto estarán aquí las esculturas de Rodin que ya decoraron la Calle Larios de Málaga. Y como hito pictórico, las prodigiosas pinturas de la Hispanic Society de Sorolla que albergó el Bellas Artes y que registró un récord de visitas. Todo esto por no hablar de la tercera edición de la Biacs, una cita internacional con el arte contemporáneo que en sólo 6 años se ha transformado en un punto de referencia en el calendario, al igual que la ya concluida Bienal de Flamenco.

La arquitectura no se queda atrás, y proyectos como La piel sensible, la radical transformación de la Avenida de la Constitución y la Plaza Nueva, o la recuperación integral del río como la gran calle de Sevilla, son sueños que, poco a poco, se hacen realidad. Y encma este año hasta tendremos Circo del Sol en invierno.

Con esto no quiero quiero hacer apología de nuestro alcalde, ni lanzar flores a los funcionarios municipales a su paso. Pero hay que agradecer que esta Sevilla se esté adaptando a los tiempos, y que haya eventos más allá de la Puerta del Príncipe de la Maestranza y de los graderíos del Ruiz de Lopera (para mi se sigue llamando Benito Villamarín) y del Sánchez Pizjuán.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Síndrome de Peter Pan a destajo

Si no escribo, reviento. Esa es la conclusión que me ha llevado toda la tarde. Puede hacer unos 3 meses que no me pongo a pensar en lo que me rodea, y puede hacer 3 años que no me planteo cambiar. Es demasiado tiempo hasta para mi, que mi mente va a la velocidad de la tortuga y mis reflejos son los de una figurita de porcelana.

Este verano conocí a alguien, un compañero en el Diario, que a pesar de su edad, no se resignaba a admitir que había crecido, y vivía como un adolescente rebelde. Es lo que llaman el "síndrome de Peter Pan". Precisamente escucho la canción que El Canto del Loco ha sacado en relación al personaje en su último disco, y se me vienen varias cosas a la cabeza. Yo quiero quedarme también en los 21, parar ahí el tiempo y dejarme llevar.

Ayer, como todos saben, fue la Noche de Halloween. Salí de loco con mi amiga Isa a botellonear por las calles, a modo de via crucis etílico. Entre las paradas que hicimos recuerdo Enramadilla, San Bernardo, Puente de los Bomberos, calle Céspedes y Plaza Nueva. Cinco paradas en las que aprovechábamos para recargar la copa y seguir nuestro camino. Yo estaba resfriado a más no poder, y hoy tengo una tos flipante que me desgarra la garganta, pero lo importante era salir.

Quizá ayer fue el momento en el que me dí cuenta de que la Peterpanmanía también me acecha, y que, quiera o no, las ganas de vivir este último año (Dios, que angustia repetirlo tantas veces...) se han triplicado por las circunstancias de mi persona.

Anoche éramos sólo 2 hasta que la casualidad me llevó a encontraros. Hace meses, en este mismo blog, escribiendo la crónica de una Feria más que movidita, me centré demasiado en los días de martes a sábado, y pasé de largo un poco el día del alumbrao. Esta es la recompensa por aquel huequito que os negué.

Será que es mi último año, el viaje a Túnez, que los 5 años han calado en mí, o que simplemente me estoy volviendo sensiblón con la nostalgia; pero lo cierto es que anoche se me iluminó la cara al veros (bueno, al oiros, el grito que me dio Ana no era como para ignorarlo). Han sido muchos cafés de verano con el Emilín, muchos "cabesa" con Gema, muchos momentos cómicos con Manu, los mensajes de tuenti con Ana pidiendo siempre que suba las fotos vergonzosas, las decenas de veces que Glori me ha salvado el cuello... cosas que iban pasando desapercibidas, pero que ahora vuelven a mi como en un flash back.

Me habéis sumergido en un Síndrome de Peter Pan que me impulsó a decir que sí al grupo de música del Lucho y Osama, que me impulsó a llamar a la hermandad para que estrenen la marcha que lleva terminada 4 años y que no me había atrevido a estrenar, que me impulsó a aprovechar cada momento que tenga en hacer lo que me apetezca... Un síndrome de Peter Pan que, a pesar de todo, está resultando hasta terapeútico.

Hacía mucho tiempo que no estaba tan cómodo como anoche, y me alegro infinitamente. En Feria tuvísteis un párrafo en esta Mesa del rincón del café: ahora tenéis toda una entrada. En el fondo estáis llegando al corazoncito de este periodistucho que siempre bromea del autobús y la plebe...

Si por algo dolerá dejar la Facultad de Comunicación cuando llegue junio, será porque conoceros ha sido lo más valioso que me ha regalado la Universidad en estos 5 añitos de nada. Más vale tarde que nunca, supongo.

Tras este discurso cursi a la par que necesario, os veo el lunes, que por muy contento que esté hoy, Ética no se va a leer sola...

viernes, 31 de octubre de 2008

El verdadero terror de la Noche de los Muertos

En mi afán por castellanizar cada palabra que cojo siempre que tenga su referente en español, hoy me enfrentaba en el telediario con la festividad de Halloween, a la que yo llamo mejor (y de manera mucho más literaria) Noche de los Muertos.


No es esta entrada para exaltarme sobre lo bien o mal que me parece esta fiesta estadounidense felizmente importada para el regocijo de tiendas de disfraces y demás establecimientos escasos de clientela en Sevilla por el poco arraigo del carnaval en la ciudad. Esta parrafada se debe a lo que significa Halloween (yo me disfrazo, o sea que no soy yo nadie para criticar), y a lo que entendemos por terror.


Ayer todos los jóvenes como yo con los que pude hablar sólo me contaban lo que harían o dejarían de hacer en esta noche: los disfraces, las fiestas, el lote, que iba a caer la de Dios, que daban 100% de probabilidad de lluvia... En fin, que no pintaba bonita la cosa. El terror se había apoderado de ellos como si celebraran su propio cumpleaños, como si la fiesta fuera un festival que lleva haciéndose toda la vida.


Pero yo tenía ayer otro concepto del terror. La víspera si que podía haberse convertido en la Mañana de los Muertos. Me desperté, y en el ordenador encontré una noticia impactante: Atentado de ETA en el campus de la Universidad de Navarra. Sin dudarlo, leí la noticia, y la aterradora historia de la llamada de alerta, que hablaba de "una bomba en el campus", pero no decía de que universidad ni de que provincia. En ese momento pensé la barbaridad que suponía desalojar todas las universidades de España al mismo tiempo, teniendo en cuenta que centros como la Fábrica de Tabacos (Rectorado de la Hispalense) es un laberinto de pasillos y puertas difícil de desocupar, y en el que residen más de 5 carreras, entre ellas la abarrotada Derecho.


Imaginé el terror de la policía intentando averiguar la localización de la bomba, y los ví volviéndose locos, ordenando una evacuación a nivel nacional.


Pero la bomba estalló. Junto al edificio central de la Universidad de Navarra, un coche voló en mil pedazos, y el fuego salía de las alargadas y ya destrozadas ventanas de la universidad pamplonica. Miles de estudiantes desalojaban el campus en una extraña quietud, en un orden que nos hace romper en pedazos las imágenes estereotipadas de gente corriendo de las películas de catástrofes. Una muchacha, carpeta en mano, se volvía a observar las llamaradas saliendo del Edificio Central de la institución, sin terminar de entender el porqué.

Recuerdo que hace unos años, cuando iba a empezar la carrera, mis padres pensaron en mandarme a Pamplona a estudiar. "La mejor facultad de Periodismo de España", decían, y era cierto. A punto estuve de marcharme, pero al final se quedó en otra de esas locuras que nunca termino de aceptar.

Ayer sí fue un día de terror, de llamas del infierno, de demonios vestidos de corderos, de llamadas que vaticinan la muerte y de caos. Esta noche, hacemos sólo el paripé, le quitamos hierro al asunto: a todos nos gusta asustar, quién lo niega... El problema está cuando el que asusta no se quita el disfraz cuando acaba la fiesta, y se cree su papel. Un papel que vimos y que no nos gustó, por mucho que quiera hacernos ver que el telón de la función no caerá hasta que del miedo, cedamos.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Del salón en el ángulo oscuro


Resulta extraño. A pesar de que hace meses que mi pobre arpa (Salvatore, como la llama el Osama) se consume y acumula polvo y más polvo a apenas 2 metros de este ordenador en el que paso mis horas muertas, no había reparado en cómo se iba muriendo poco a poco (Los instrumentos se van muriendo poco a poco si nadie los toca, como una mágica confabulación de la naturaleza, que se ensaña con lo que no son ya más que juguetes rotos...).

"Del salón en el ángulo oscuro", como decía la octava rima de Bécquer. En ese mismo sitio en el que había estado desde hace 12 años, el arpa suspiraba, condenada a una etapa de "periodismo enfervorecido" por mi parte. Echada a un lado a la fuerza por mi decisión de dedicarme a la carrera en exclusiva en este quinto año, y eliminada de mi rutina.

Pero ayer sucedió algo. Una compañera mía, magistral arpista de la Sinfónica del Palau de las Arts de Valencia (ese rocambolesco edificio de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, lo que yo llamo Calatravaland), me pidió que le alquilara para un concierto en Sevilla a mi Salvatore. En un principio ni lo pensé: por supuesto que sí. Ayer venía a recogerla mientras yo estaba en la facultad, por lo que yo la había dejado preparada para el viaje (empaquetada en sus 3 fundas acolchadas).

Al volver de la Universidad, yo ya sabía que no estaría allí. Pero al entrar en la sala, algo me faltó. A pesar de todo, la sorpresa fue igual que si no lo supiera. Faltaban en el cubo lleno de aristas de la habitación las lineas sensuales del arpa. Esas que ya formaban parte del bodegón, y de una de las imágenes que pueblan mi memoria.

Me dió un escalofrío no encontrarla allí, y recordé aquello que dicen de que "uno no se da cuenta de lo que quiere algo hasta que lo pierde". Eché de menos su presencia, y podéis pensar que estoy loco por añorar así a un objeto, pero son demasiados años.

De vez en cuando miro atrás y espero hallarla en su rincón, en ese ángulo oscuro, esperando "esa mano de nieve que sepa arrancarla". Y pienso si realmente merece morir poco a poco en ese silencio. Esta noche vuelve del viaje, y ya quiero verla de nuevo en su sitio. Quizá deba darle otra oportunidad, y montar la Tocata y fuga de Joaquín Turina, un proyecto que dejé a medias.

Esta noche cuando vuelva lo meditaré seriamente, al fin y al cabo, ¿Qué artista no echa de menos el cálido aplauso del público cuando termina sudando de interpretar el último movimiento de una sonata?. En ese aspecto si soy soberbio (dicen que es un pecado capital y todo, fíjate tú), me encanta el aplauso que corrobora que lo he hecho bien. De todas formas, a mi parecer, más mezquino es aquel que no reconoce el buen trabajo del otro, quien no es capaz de ver la virtud y premiar el trabajo y el esfuerzo, que es sin duda la base del éxito.

Ya veremos como avanza este nuevo propósito que sumo a la lista de no pocos puntos de "proyectos para este nuevo curso". Voy a tener que dejar de dormir...

viernes, 24 de octubre de 2008

Nuevo blog!

Siento mi tardanza... desde el Día del Pilar tengo abandonada esta mesa del rincón del café, pero esta vez ha sido por una buena causa.

Para mi asignatura de Producción tengo que elaborar un blog temático e informativo. Resulta que he estado trabajando en él, y me está dando bastante trabajo hacer que arranque. Es sobre Sevilla y la música y tooodo lo que la ciudad puede ofertar día a día para demostrar que se ha ganado justamente la calificación de Ciudad de la Música por la Unesco. A lo mejor no es tan entretenido como éste, pero para mis compañeros del Conservatorio Superior Manuel Castillo de Sevilla, o para todo aquel aficionado a la música en la ciudad, es una herramienta que pretendo que se convierta en útil, y sobre todo en didáctica.

La dirección es:
sevilladlibitum.blogspot.com
Si os podéis pasar os lo agradeceré, aunque sea por curiosidad.
Gracias bloggers, y espero que lo próximo que escriba no sea publicidad!

domingo, 12 de octubre de 2008

Mejor... imposible

Esta noche he visto por tercera vez una película que nunca me había llamado la atención: Mejor...imposible. La carismática comedia de James L. Brooks no me había parecido las otras dos veces nada reseñable. Quizá en ello tenía que ver la auténtica aversión que sentía por Jack Nicholson (a quien, por cierto, doblaron en español no con demasiado entusiasmo en El resplandor).

Lo cierto es que esta noche hasta se me ha escapado una lagrimita de esas que no sabes si salen del sueño que tienes o de que la película te ha cogido en un momento tonto. La obra magistralmente interpretada por el terceto Nicholson-Hunt-Kinnear me ha parecido reveladora en esta ocasión. Una pequeña pieza de música de jazz con la que disfrutar como si no la hubieras oído nunca, un libro en el que descubres la palabra perfecta.

El maniático escritor se supera a sí mismo en una transición que le lleva a través de las más de dos horas de filme de ser un crual y despiadado ser humano al que todo el mundo humilla cuando lo echan del restaurante a un tipo bastante majo que a veces resulta hasta encantador. Una camarera ingeniosa y un pintor gay frustrado culminan la escena con un desparpajo y unas miradas de credibilidad increíbles. Kinnear borda su papel de artista arruinado, maldito, pero que mira con esos ojos del que sabe que aún hay esperanza. También Helen Hunt, la camarera pícara que se siente despreciada una y otra vez por Nicholson, y que es redimida a cada instante con su actuación, ofrece un menú cargado de sinceridad y de maravillosa ternura. No me extraña que el tarado que no pisa las líneas de las baldosas "quiera ser mejor persona" desde que la conoció.

Indescriptible el viaje a Baltimore de los tres protagonistas, las historias reencontradas, los ánimos y las decepciones y los caminos cruzados. 139 minutos en los que se teje una maraña de emoción que te hace sonreír en más de una ocasión y que te hace compadecerte y tener ganas de abrazar a cualquiera de los tres. Uno de esos pequeños tesoros que nos ha dado Hollywood y que, como dijeron en su día los críticos, huele a clásico.

Si estáis dispuestos a dejaros sorprender, entrad en ella con la curiosidad de un niño, y probaréis la grata satisfacción de la ternura.

jueves, 2 de octubre de 2008

Luto por el rebelde de ojos azules: el último adiós a Paul Newman

A veces hay mitos que se van, y a casi todo el mundo se le clava una espinita en el alma. Han vivido entre nosotros, en nuestras televisiones, en nuestros cines... sus nombres se han pronunciado siempre referidos a la grandeza y a la magnificencia. Son leyenda por méritos propios. Ese es el caso del indescriptible actor que se marchó el pasado sábado en su casa de Connecticut: Paul Newman.

Ya sabéis por lo que he escrito anteriormente que sabíamos de su "camino a la perdición" desde principios de agosto. Los textos ya estaban escritos, y antes de que me fuera del periódico, el actor de actores ha decidido marcharse.

Para mí, el único actor que quedaba vivo de ese trío maravilloso de estrellas deslumbrantes que formaban Newman, Dean y Brando. Los tres rebeldes, con una fuerza interpretativa que ha pasado a la Historia del Cine, los tres leyenda y cada uno con un final distinto, pero conservando esa dignidad de haber sido verdaderos artistas.




Paul Newman, nacido en 1925 en una familia multiconfesional, tras haber combatido en la Segunda Guerra Mundial, volvió a casa para estudiar interpretación. Los muros de la prestigiosa Universidad de Yale fueron testigos de la formación del galán de ojos azules, que terminó en el Actor's Studio sus clases, en los mismos asientos en los que se habían sentado James Dean o Steve McQueen.

Su primera película, después de probar suerte en el teatro, fue El cáliz de plata, una superproducción de 1954 animada por el éxito de la Ben-Hur de Charlton Heston, en la que Newman interpretaba a un efebo de blanca túnica. Su lanzamiento a la gran pantalla en la que él mismo definiría años después como "la peor película de la década".

Sin embargo, su primer papel de prestigio no llegó hasta 1956, año en el que arrebató a McQueen el papel protagonista de Marcado por el odio, cinta en la que conoció al círculo amoroso de Dean (su amor imposible, Pier Angeli, y el chico que se enamoró de él durante el rodaje de Rebelde sin causa, Sal Mineo).

1958 fue un año con mayúsculas para el actor. Tres películas le harían tocar el cielo de Hollywood. De este año es El zurdo, un filme en el que Newman revitaliza y desmitifica la figura de Billy el Niño; también El largo y cálido verano, en la que comparte escena con Orson Welles y Ángela Lansbury (La bruja novata, Se ha escrito un crimen), y en la que conoció a la que sería su esposa hasta la muerte, la actriz Joan Woodward. Pero sin duda la cinta del año fue la interpretada en una combinación explosiva y grandiosa junto a Elizabeth Taylor, La gata sobre el tejado de zinc, dirigida por Richard Brooks, y a mi juicio una de las películas del siglo.

La pareja perfecta en 'La gata sobre el tejado de zinc'

Tras tanto éxito vino una película que pasó inmerecidamente inadvertida: La ciudad frente a mí (1959), un melodrama que no dió buen resultado en taquilla. Pero la carrera de Newman sigió subiendo al año siguiente con uno de los filmes más costoso y legendarios, Éxodo, una tremenda cinta dirigida por Otto Preminger sobre la creación del Estado de Israel tras la Segunda Guerra Mundial.

Paul Newman defiende al pueblo judío en 'Éxodo'

Pero la vida volvió a darle un palo al carismático actor, y con el estreno de El buscavidas Newman recibió una mala acogida. Algo absolutamente injusto, que con el tiempo se rectificaría, ya que la película creó escuela e inició la tendencia cinematográfica conocida como "cine de perdedores". Los años siguientes pasan bastante bien, pero sin ningún gran logro para el actor. Corresponden a esta etapa Dulce pájaro de juventud, otra obra basada en libro de Tennessee Williams que sufrió tremendas represiones por parte de la censura estadounidense; Cuando se tienen veinte años y Cuatro confesiones, una revitalización versionada de un clásico de Akira Kurosawa.

Una mítica escena del filme 'El buscavidas'


La gloria vuelve en 1966, cuando llega su consagración como estrella internacional en un filme que reinventa un decaído cine negro, Harper, detective privado, en la que deslumbra junto a Lauren Bacall y crea escuela, dando lugar a la trilogía de Frank Sinatra sobre el investigador Tony Rome. Ese mismo año tiene lugar su única pero magistral colaboración con el maestro Hitchcock, Cortina rasgada, que en su momento supuso un fracaso comercial inmerecido, para una película de espionaje genial durante la Guerra Fría junto a Julie Andrews (Sonrisas y lágrimas).

Andrews y Newman en el drama de la Guerra Fría 'Cortina rasgada'

A partir de aquí hay 3 cintas imprescindibles, por lo magistral de su contexto y las colaboraciones. La leyenda del indomable, dirigida por Rosenberg, el director fetiche de Newman durante los 70, está considerada hoy como un clásico del cine carcelario. La segunda es la excepcional Dos hombres y un destino, la primera colaboración con Robert Redford (la otra llegaría con El golpe, todo un fenómeno social) y una muestra del denominado "western crepuscular" que arrasó en los Oscar. La última película es una obra maestra dirigida por John Huston, El juez de la horca, en la que Newman se luce junto a una madura Ava Gardner (considerada en Hollywood como "el animal más hermoso del mundo").

Una mítica imagen de Redford y Newman en 'Dos hombres y un destino'

Tras esta etapa, los setenta los protagonizan las películas llamadas de "cine catastrófico", como una de mis favoritas, El coloso en llamas, en la que Newman (el arquitecto del rascacielos) se enfrenta a un escéptico Steve McQueen (el jefe de bomberos), para entre los dos conseguir evacuar un hotel en llamas de más de 100 plantas. Tras esta, Sydney Pollack llevaría a Newman al drama político con Ausencia de malicia, en la que el actor se acompaña de la polifacética Sally Field (actualmente en la serie Cinco hermanos de la FOX) para interpretar a un cínico político liberal. Otro Sydney, en este caso Lumet de apellido, le dirigiría al año siguiente en Veredicto Final, una prestigiosa cinta en la que Newman es un abogado fracasado que se ve envuelto en un caso que le sobrepasa, un filme de gran solidea que le otorga una de las mejores interpretaciones de su carrera.

Steve McQueen y Paul Newman en un fotograma de 'El coloso en llamas'

En 1985 recibe el Oscar Honorífico por su trayectoria cinematográfica, con la pena de haber sido nominado en nueve ocasiones como mejor actor, y no habelo ganado ni una sola.

Pero el punto álgido de su trayectoria lo alcanza en 1986 y de la mano de Martin Scorsese, cuando revisita el tópico de El buscavidas en El color del dinero, que le valió su primer Oscar (algo inaudito teniendo en cuenta de quién hablamos). Así, es el único actor premiado con un Oscar "en solitario" tras haber ganado el Honorífico. Algo memorable que nos hace reflexionar sobre el valor de un actor como Newman.

Newman y Cruise en 'El color del dinero'


A partir de ahí, su carrera se basa en colaboraciones estelares, como en Al caer el sol junto a Gene Hackman y Susan sarandon; o en Camino a la perdición (2002) junto a Jude Law y Tom Hanks, lo que le valió una nominación a los premios de la Academia como mejor actor de reparto.

Lo último que hizo en relación al cine fue poner voz a la vieja gloria automovilística Doc Hudson en la película de Pixar Cars.

Con la muerte de Paul Newman se cierra una etapa. Con él se acaba la generación de Oro de Hollywood, y se abre una incógnita y un clamor: ¿qué fue de aquel maravilloso cine? ¿dónde quedó? ¿dónde están los actores vocacionales que dan la vida por un papel?. Con Newman lanzo un suspiro al aire: nadie quiere ver morir a sus mitos. No sólo se ha ido un ídolo de masas, también un genio, un intérprete nato, un soñador, un trabajador incansable. Con Newman se apagan las últimas candilejas y se oscurecen los proyectores. El galán de los ojos azules se ha ido, y se ha llevado 83 años de cine con él.

Adiós al Diario...

El martes le dije adiós al Diario de Sevilla. Después de 3 meses cargados de experiencias, de agobios, de frustraciones, de inmensas alegrías y de mucho, mucho aprendizaje, abandono la redacción de la calle Rioja.
Una Bienal de Flamenco, una Bienal de Arte Contemporáneo, un concierto de Madonna, una Noche Larga de los Museos, un ciclo completo de Nocturama, y cada uno de los conciertos (incluido el balance) de las Noches en los Jardines del Alcázar. Restauraciones, simposios, conferencias, conciertos, inauguraciones, representaciones teatrales, danza, estrenos de cine... Tres meses que han dado para mucho a pesar de un mes de agosto en el que sentía que sólo yo quedaba en Sevilla.
Ahora me marcho con mi certificado y esperando la evaluación de mi jefa. Creo que lo he hecho bien, o al menos eso es lo que pienso. Me ha servido para darme cuenta de que todo es poner empeño, y que aunque a veces haga falta intentarlo muchas veces, al final las cosas salen.
Vuelvo a la facultad a hacer este quinto curso de asignaturas de nombres terribles. ¿Las próximas prácticas? Espero que ocupen mis mañanas del segundo cuatrimestre. Por ahora, un poco de descanso, de ese verano que me he perdido.

viernes, 19 de septiembre de 2008

La Sirenita


Supongo que conoceréis la impresionante película de Disney. La pequeña Ariel, hija del Rey de La Atlántida, princesa de los océanos, y su romance con el marinero Príncipe Eric, Úrsula la bruja del mar, el bonachón del pez Flounder, el chispeante cangrejo Sebastián y demás animalejos que no vienen al caso.

Disney convirtió lo que un día fue una antigua leyenda danesa en una superproducción, una maravilla de la animación, una película de las de llorar (pero llorar de verdad), y sobre todo un magnífico musical a cargo de la batuta de Alan Menken (¿Quién no recuerda Bajo el mar o Parte de tu mundo?).

Lo cierto es que el cuento que un día transcribiera Hans Christian Andersen tras escuchar la tradición popular de los muelles de Copenhague, Disney lo convirtió en más que un cuento de hadas, que se coló en los Oscar, llevándose 2 estatuíllas. Una absoluta revolución, que transformó el mito en una historia dulcificada y colorista. Nada que ver con lo que os narraré a continuación, y que es lo que yo llamo "La metafísica aventura de la desgraciada Sirena de Copenhague".

Digamos que todo sucede tal y como pasa en la película. Ariel traspasa la frontera del agua y se topa con un barco, que de repente se ve inmerso en una tormenta tremenda. Eric cae al agua y Ariel corre a recogerlo, llevándolo directamente a la arena de la playa. Aquí empiezan los cambios. Ariel se enamora perdidamente del Príncipe, al que mira embelesada, pero entonces escucha gente que viene y se tira al agua. El Príncipe nunca llega a verla.

Tras esto, el Príncipe abre los ojos y ve a una de las muchachas que venían a recogerle y se cree que es quien le ha salvado. Vaya por Dios. El Príncipe se enamora de la chica. La Sirenita necesita volver a la tierra, pero no puede hacerlo siendo sirena, por lo que hace el pacto con la bruja del mar, con la que hace un trato: piernas a cambio de su voz. Pero no sólo eso, aparte de estar muda, si el Príncipe se casa con otra, ella morirá (nada de transformarse en sirena, la muerte directamente).

La Sirenita llega a tierra sin saber andar y el Príncipe la despierta en la arena. Le pregunta su nombre, pero ella no tiene voz...Por lo que se la lleva al palacio y la cuida. El Príncipe, que no tiene ni idea de quien es ella (y si se lo hubiese dicho se habría quedado muerto), le habla, sin saber que Ariel está enamorada de él, de la chica, que por lo visto un día se fue y por la que sufre mal de amores. Lo cierto es que cuando la Sirenita está ya "pico y pala" con el Príncipe, que lo tiene ya en el bote, aparece en un barco la otra (ni es la bruja del mar, ni na, simplemente la tía de la playa).

El Príncipe casi que le da una patada en la boca a la Sirenita, y se va con la del barco. La Sirenita se siente muy desgraciada, por lo que en la noche de la bodas del Príncipe, ella mira desde la roca en la que solía apoyarse, pensando que su muerte está cerca. Los nuevos Príncipes, no contentos con dejar a la Sirenita muda y abandonada, la invitan a una fiesta en un barco. La Sirenita, supongo que por la cena gratis, va.

A esto que desde el mar, salen sus hermanas, que le ofrecen un puñal incitándole a matar al Príncipe y salvarse. cae la noche y la Sirenita va hasta el camarote de Eric y su esposa. Saca el puñal, y cuando va a clavárselo, se da cuanta de que es el hombre de su vida, y el puñal cae al suelo mientras ella mira embelesada a Eric dormir. Se acerca y lo besa, sabiendo que es la última vez.

Sube a cubierta de nuevo, y viendo su muerte llegar, se lanza al mar para ahogarse entre las olas. Pero una fuerza invisible la arranca del mar y la eleva hacia el confín de los cielos. Unos seres alados y pequeños le dicen que son las hadas del viento, y que por haber hecho un gesto hermoso de altruísmo, estará en el cielo con ellas y no morirá. la Sirenita llora por primera vez en su vida, mientras ve de lejos al Príncipe en la cubierta del barco buscándola.

El Príncipe se asoma a la baranda del navío y mira al horizonte melancólico. En ese momento el espíritu invisible de la Sirenita baja para darle un último abrazo, que para el príncipe no es otra cosa que una suave brisa marina que le hace sonreír.


Las preguntas después de escuchar esta leyenda son muchas, y se entiende que en la de Disney cambiaran la historia, porque los niños ni entenderían lo de subir al cielo, ni que el Príncipe provocara la muerte de la Sirenita.

Aparte, las dudas que me asaltan la cabeza son: ¿Resucitó la Sirenita? ¿Son ángeles las hadas del viento? ¿Es el amor tan fuerte como para que la Sirenita de la vida por los demás con tal de que sean felices, y se sacrifique por el bien de quien ama, recordándome aunque muy de lejos a cierto hombre de hace 2000 años a quien llevo ahora colgado del cuello?

Todas las mitologías tienen sus Mesías, y muchas de ellas lo demuestran a través de historias de amor, que van de boca en boca y de pueblo en pueblo. Creo que me quedo con la de Disney a pesar de todo. Todos tenemos una película Disney que veíamos cada día cuando éramos pequeños, y la mía es La Sirenita.

Lo siento por dar la brasa!

lunes, 15 de septiembre de 2008

Madonna tenía ganas de unas gambitas


Para los que aún no lo sepan, este martes Sevilla recibe quizá a una de las estrellas mediáticas más importantes que ha dado la música en los últimos 20 años. Madonna desembarca en Sevilla con toda su parafernalia absolutamente imprescindible para dar un concierto en el mal llamado Estadio Olímpico.

La Reina del Pop ha conseguido colarse en la programación cultural de Sevilla en plena Bienal de Flamenco, y después de mes y medio librándome de cubrir toda información referente al concierto, mañana me ha tocado partir hacia La Cartuja para empaparme del ambiente frenético de los preparativos. Justo el día de la víspera, me enfrento a Madonna y al caótico séquito que la acompaña.

Sin saber absolutamente nada de ella, y con un agobio que no es normal, mañana tendré que rellenar toda una página con declaraciones de fans, estado de las infraestructuras y demás, que a mi no me importan para nada, y que supongo que a los lectores tampoco mucho. pero es la ley del "si los demás lo sacan, nosotros también".

En fin, que en medio de tanto flamenco, y justo el martes, que el Maestranza acoge nada más y nada menos que el "Café de Chinitas" del Ballet Nacional, Madonna se planta en Sevilla, algo que a Madrid y a Barcelona ha dejado con 2 palmos de narices, para desplegar su encanto de Reina absoluta en una ciudad que se vuelve caótica para este tipo de eventos. Veremos como acaba esto, que en principio sólo parece un capricho de la diva, a la que probablemente se le apetecieron unas gambitas, y convocó un concierto que nos ha vuelto literalmente locos, un concierto que nos devolverá el aliento (por Dios, que poco queda para el descanso...) una vez que la caravana de la Reina del Pop se aleje por la nacional IV rumbo al circuito de Cheste.

viernes, 12 de septiembre de 2008

¡De aquí me voy yo taconeando!

Hace ya tres días que dio comienzo lo que he comprendido que es el evento flamenco más importante y prestigioso de España, por no decir del mundo. He de admitir que la idea de seguir trabajando en Diario de Sevilla cuando empezase esta XV Bienal de Flamenco me aterraba. Pero resulta que me he encontrado de bruces con un mundo que no sólo me interesa, sino por el que siento mucha inquietud.

En esta primera toma de contacto con artistas de la talla de Cristina Hoyos, Calixto Sánchez, Andrés Marín, Lola Greco, José Mercé, y muchos otros, me he encontrado a mi mismo arrebatado de emoción escuchando una seguiriya...quien me lo iba a decir.

Ayer tuve el inmenso privilegio de asistir a la ópera de Falla "La vida breve", ejecutada de manera magistral por una Sinfónica de Sevilla que no hace otra cosa que ganar en calidad, gracias a la dirección de un Pedro Halffter al que la ópera del gaditano le tocaba demasiado de cerca. Para la ocasión, el Coro Nacional de España entonaba de manera apoteósica y milimetrada las ricas melodías de Falla, y el cantaor José Mercé hacía de cantaor fingido junto a Moraíto Chico en tres intervenciones que arrancaron los aplausos del teatro.

La noche anterior, Manolo Sanlúcar había llenado la Plaza de San Francisco en un homenaje que supo a poco dada la talla del guitarrista, pero en el que se demostró que la ciudad está rendida a sus pies.

La Bienal me está desvelando algo excepcional. Me está descubriendo ese extenso mundo que mi estúpida comodidad me hace no querer ver. El mundo más allá de la cultura que ya conozco. Un mundo del que quiero empaparme, y algún día llegar a ser un hombre que hable con propiedad, y sepa distinguir, como hace Calixto, una voz afillá de una voz de tiple o una de pecho.

Me he dado cuenta que los periodistas saben mucho más de lo que la gente cree. Y de lo que yo mismo creía. Ahora me hallo entre críticos, redactores experimentados que me dejan helado cuando hablan de músicas pop, de danza contemporánea, de conciertos de música antigua, de cine iraní, de cante por soleás...

Y no me quiero ir. Y quiero quedarme para cuando emipece la Bienal de Arte Contemporáneo en octubre, y para el Festival de Cine en noviembre, y para cubrir la temporada de abono de la Sinfónica, y la apertura del nuevo Teatro TNT Atalaya...tantas cosas que antes habría pasado de un plumazo al leer el periódico y que ahora son ilusión.

Todo eso ha despertado en mi esta Bienal de Flamenco de la que espero empaparme hasta sentirme pleno. De broma le he dicho muchas veces a mi compañera: "¡Del periódico voy a salir yo taconeando!". Y pinta bien. Un mes para aprender y para saber escuchar a los que entienden. Ya os contaré cómo va la cosa.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Va todo al ganador


De nuevo solo. Hoy mi casa se ha vaciado de gente y vuelvo a estar solo con mis silencios. Con esos silencios en los que mis pensamientos reverberan en las paredes de mi inconsciente.

Como dice la canción aquella de ese musical que ahora está tan de moda, aunque no lo quiera, al final todo acaba yendo al ganador. Sigo tachando las páginas del calendario, y con cada aspa marcada me voy rindiendo. Con cada amanecer voy abandonando cosas, hasta que llega un momento en el que me embarco en proyectos nuevos que poder dejar en el futuro cuando me abandonen las fuerzas.

Cuando me abato se me va la fuerza por la boca. Me revisto de esa estupidez de "era imposible", y me consuelo a mi mismo por ser tan patético.

Nunca he sido un ganador, y bien lo sabe mi estática forma de ser. Desde el momento en el que emprendo algo nuevo, ya sé que lo abandonaré. A veces duro más y otras menos, pero mi cabeza me dice que se acabará, que llegará un día en el que la ilusión sea sólo un susurro al oído que pueda ignorar sin sentirme culpable. Y entonces vuelve el silencio. Mi casa se vacía de música, del sonido martilleante de las teclas del ordenador, del cantar de pájaros que se cuela por mi ventana abierta mientras leo... Y me resignó a pensar.

Y pienso como entretenerme de nuevo en algo que no me implique un compromiso, porque sé que mi miedo a caer, a darme el batacazo, ese pavor tremendo que le tengo a equivocarme y fracasar, terminará venciéndome. Y no hay más.

Los ganadores seguirán llevándose aquello por lo que apostaron, porque supieron ser valientes. Y yo seguiré apostando y retirando la ficha antes de que pare la ruleta. Una y otra vez, como siempre ha sido.

Quizá le hablo al viento. Quizá desvarío. Quién sabe, si ni siquiera yo sé lo que quiero que pase por mi cabeza...

domingo, 31 de agosto de 2008

Éxodo

Nueva Orleans. 31 de agosto de 2008.

Cuando la ciudad más rocambolesca de Estados Unidos empezaba a recuperarse de la tremenda tragedia que arrojó a los camposantos más de 1.500 cadáveres hace ahora tres años, llega Gustav, una tormenta tropical que ya ha pasado por Cuba y que promete ser devastadora.

Tras su paso por el Caribe, el huracán, que ya arrastra 350 kilómetros por hora, está ahora sobre el Golfo de México, donde podría fortalecerse debido a las aguas cálidas que lo pueblan. Los expertos dicen que ahora el fenómeno posee la categoría 5, y que probablemente tras su paso por el Golfo, Gustav se recrudezca hasta límites nunca vistos en Louisiana. El alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, ha ordenado en una rueda de prensa la absoluta evacuación de la ciudad, advirtiendo que "no habrá servicios de emergencia para los que se queden", y que lo mejor es que todos los ciudadanos marchen a zonas más seguras antes que quedarse a luchar contra la que ya ha sido calificada como "la Madre de todas las tormentas".

Lo dramático de la situación ya no es sólo que la traumática experiencia vuelva a repetirse, sino el hecho de que los nuevos diques, aquellos que reventaron con el paso del Katrina, no están terminados aún, por lo que la ciudad podría volver a anegarse con Gustav.

Hoy, hileras de coches recorrían las principales vías de salida de Nueva Orleans en dirección a zonas del norte donde el huracán sólo roce los tejados de las casas. Al mismo tiempo, Minnesota mira al horizonte, ya que mañana se celebra allí la Convención Republicana en la que el presidente Bush arropará al candidato McCaine, el enemigo de Obama. Los temores, basados en los posibles daños que pueda provocar Gustav, podrían hacer que la convención se suspendiera.

Mientras tanto, Nueva Orleans protagoniza de nuevo una escena tremenda: el terrible éxodo del ser humano que ve como la muerte le pisa los talones...otra vez.

jueves, 28 de agosto de 2008

El día que murió Umbral...


Tremendamente eclipsado por la muerte del futbolista Antonio Puerta, al que desde aquí ni menosprecio ni minusvaloro, el mismo día, aquel 28 de agosto de 2007, en su casa de Madrid, entre libros, periódicos y portarretratos, moría Francisco Umbral.

El columnista de El Mundo, que admito había detestado desde siempre, exhalaba su último aliento en la madrugada de agosto. Y yo, recién terminadas mis lecciones de Literatura y periodismo en la Universidad, sentí que en mi cerebro algo me decía que aquello ya era parte de la Historia. Quizá de una historia que no se repetiría nunca, que no se recordaría en los informativos, ni saldría en los periódicos (como de hecho ha pasado en mi querido Diario de Sevilla), y una fecha que sólo recordaría El Mundo, aquel diario del que todos se reían, y que a mí ni fú ni fá.

Hoy me he sentido un poco egoísta. He llegado a mi quiosco a comprar El Correo, y resulta que no quedan, porque traía un especial de Puerta. Y miro el pilón de diarios de El Mundo sin vender. Y una pequeña notita referente al sátiro de la bufanda blanca, aquel que se atrevió a meterse con la Milá, y al que hasta ahora no había comprendido. Para Puerta hay páginas y páginas, un despliegue atronador para alguien que nos da pena porque murió joven, porque era del Sevilla, porque era del barrio... y recuerdo aquel día que estaba Antonio Puerta comprando a mi lado el periódico en ese mismo quiosco, y me da penilla. Pero no es equiparable.

Probablemente a Puerta le harán honores que nunca hubiese querido, lo tratarán como a un Freddy Mercury del balompié sevillano. "Murió joven y dejó un bonito cadáver". Siempre me ha parecido grotesca esa frase.

Y Umbral cumple este año 12 meses desde que subió a esos cielos en los que seguirá criticando a todo Cristo, y ya nadie se acuerda. El otro día, cuando faltaba aún una semana, lo recordé a mi jefe. "Sí, cuando salga el teletipo lo pegamos en un faldoncillo si hay sitio". Le pregunté si podía hacerlo yo, que sería un placer. "No, tu ponte con la Bienal, y así dejas cosas hechas para el fin de semana". En fin, que hoy hemos colaborado para que nadie se acuerde de quién fue Umbral.

Al llegar a casa he rebuscado "Los placeres y los días" por mis altillo, en el que guardo los apuntes de lo que apruebo. Los he ojeado pensando en lo que he cambiado, en lo que odiaba al irónico escritor, y en lo nostálgico que estoy ahora pensando lo que podía haber escrito y que nunca leeremos, o aquella guerra con la Real Academia, que nunca se rebajó a regalarle un asiento entre los literatos (cuando alguien como Pérez-Reverte si goza del suyo).

Un año, y parece que fue ayer, cuando estaba en la playa y corrí a por el periódico saliendo de mi casa recién levantado. "¿A dónde vas?", gritaba mi madre sin entender a qué tanta prisa si el hombre ya estaba muerto. "¡A por El Mundo! Si ayer estaba vivo, hoy publican su última columna!". Exactamente, y me llevé el último.

A veces pienso si compensaba su carácter agrio. Y creo que sí. ¿O acaso no ignoramos los defectos de las personas que queremos y ensalzamos sus virtudes? Podemos decir lo mismo de los artistas. Era artista, y además autodidacta para más inri. Impresionante.

Pues, aunque nadie se acuerde, yo si me acuerdo de tu aniversario. Espero que inspires a otros, que siguen aquí y se encuentran perdidos.

domingo, 24 de agosto de 2008

La noche en que me dijiste que me encantan los imposibles

Como siempre, la situación era surrealista en su planteamiento. Como siempre, el temor a que la paranoia se apoderara del momento estaba latente en la escena.
Impensable la visión de mí mismo saltando por la ventana de la terraza al interior de la casa junto a ti, y también impensable aquel rato en el que sólo sé que tenía el corazón abierto y la cabeza abotargada por el alcohol.
Soy incapaz de recordar el hilo de la conversación, y de mi mente se han borrado todos aquellos detalles que, quizá por autoprotección, mi inteligente cerebro ha velado a mi memoria.
Esta mañana me he despertado frío. De saber que algo hablamos anoche que resquebrajó un poco esa inaccesibilidad de la que a veces alardeo, esa coraza que visto de vez en cuando mientras se libra una guerra en mi pecho.
Siempre respondo que no pasa nada. Y tu no te lo crees. Quizá has descubierto no sólo que sí pasa algo, sino que yo quiero que no pase nada, y a veces al decirlo hasta me lo creo.
Anoche, en un paréntesis del que sólo guardo cierta congoja, esa respiración acelerada de estrés, de emoción contenida sabe Dios por qué, me dijiste que me gustan los imposibles. Y eso sí lo recuerdo.
Los imposibles representan a ese lado que tengo al que le gusta sufrir, al que le gusta el dolor del romántico que pierde el rumbo cuando las cosas le van bien, porque necesita esa angustia existencial que le hace rellenar más y más pliegos de hermosas e irrepetibles palabras.
Yo, que siempre he tenido la música a voz en grito en mi casa, hoy he guardado silencio, y no sé por qué. Creo que se me apagan las luces de la lucidez, y me meto en senderos oscuros que, por desgracia, ya conozco.

jueves, 21 de agosto de 2008

JKK 5022

Llevo semanas quejándome de lo triste que es agosto, de que me llevo horas pegando y recortando teletipos. Llevo semanas indignándome por la falta de actualidad, y realmente no sabía lo que exigía.

Ayer el mediodía se tornó oscuro. Volvía a la redacción para ponerme de nuevo delante de mi ordenador a recortar un reportaje sobre un espectáculo de la Bienal, cuando escuché gritos desde el pasillo. Me asomé a la redacción y todos delante del ordenador rebuscaban en las páginas digitales de los diarios nacionales y en las radios, en la base de las agencias y en el televisor de Deportes, que desde hace días sólo tiene Juegos Olímpicos.

Angustia general para algo que en esos momentos sólo había producido 20 víctimas.

Me senté corriendo en mi mesa, abrí la página de El Mundo, la que más rápido actualiza la información. El titular de mi pantalla rezaba ya por un centenar de muertos. Una voz desde las mesas de Local decía "no cita la fuente, no es fiable, hay que ser cautos". Benditas fuentes del periodismo, que en este caso sólo nos dieron unos minutos más de esperanza. La tensión era terrible.

Subí a tomar café. Detrás mía vino la mayoría de la Segunda Planta, que sufrían lo mismo que yo. Esa maldita sensación de querer saber, de necesitar saber del periodista que me hace acarrear tanto estrés de vez en cuando. La sala de café se llenó, nadie podía evitar hablar del accidente, del vuelo de Spanair que se había estrellado contra el suelo en Barajas, aquel avión que según decía EFE se había partido en tres pedazos y había salido ardiendo al momento. Desde la ventana de la sala los de Nacional e Internacional se apiñaban ante el único televisor de la planta: el Gobierno confirmaba la muerte de 146.

Se me hizo un nudo en el estómago. El silencio se apoderó de la redacción y quise gritar. No soporto estas cosas...Volvía a mi ordenador y vi como lo que sólo era humo ahora era una pila de cadáveres. "El avión era un infierno de cadáveres carbonizados", decía El Mundo en su edición digital, en base a las palabras de un bombero. Creo que nunca me había hecho tanto daño una frase.

El avión con destino a Gran Canaria, ese vuelo JKK 5022 me dejó helado, enfermo. Intentaba seguir con mis banalidades teatrales mientras el avión aún ardía. El Gobierno aplicó el Protocolo del 11M. Era oficialmente una catástrofe. El ABC anunciaba esta mañana "Tragedia en Barajas", y una foto terrible de la cola del avión, clavada en el suelo como un puñal, completamente negra. Negro muerte sobre una chapa blanca que ya no se veía de aquel vuelo JKK 5022. El mayor accidente aéreo en nuestro país desde 1983.

He revisado las listas de pasajeros una y otra vez, apellido a apellido. Sólo pensaba, quizá de manera egocéntrica, que alguien, uno de mis amigos siempre viajero, pudiera estar en ese avión. No conocía a nadie. Pero no me he sentido mejor.

Hoy intentaba no pensar en ello. Comiendo han puesto en Antena 3 una foto publicada en el Qué! del pabellón morgue, el pabellón nº6 de IFEMA. Bolsas y bolsas de cadáveres, dolorosamente negros de las llamas, alineados escrupulosamente como pequeñas tumbas aún frescas.

Hoy la gente no quería montarse en los aviones. Spanair se hace la longui a pesar de todo lo ocurrido y no cree que haya negligencia. Sabe Dios. Han muerto 154 personas en un suspiro, de todas las edades, familias enteras. Triste es el azar para algunos.

Hoy he tenido que cambiar de canal cuando he visto más muerte. No es momento para machacarnos. El luto, como los sentimientos tristes, siempre va por dentro.

Llevo semanas quejándome de que agosto es triste, que no pasa nada de lo que escribir. Ahora sí que lo es. Venga el resto del año tranquilo, si es algo así lo que rompe la quietud del verano. Esta actualidad me duele demasiado...

sábado, 16 de agosto de 2008

Cuando se acaba la inventiva

Últimamente pienso mucho en la creatividad. Será porque estar tantas horas con Isa me están sirviendo para ver la vida más como un publicista, o porque mi escasez de inspiración me ha hecho buscar novedad en cada objeto que observo.

A veces me planteo si las horas que se invierten en hacer cualquier tarea artística se hacen con responsabilidad, con verdadera vocación. Me da la sensación, y llamadme pesimista si queréis, de que a la gente ya no les merece la pena esforzarse. El mundo nos pone tan fácil la posibilidad de tener una vida mediocre, que se ha convertido en la aspiración de muchos que se hallan perdidos.

A mi siempre me ha dolido la palabra mediocre. Significa conformista, significa yermo, vacío, vulgar. Significa "aquí me quedé porque si me arriesgaba, podía salir mal y hacerme daño". A la gente ya no le interesa darse la bofetada contra el suelo, darlo todo por un sueño, empeñarse al máximo para dar un trabajo sobresaliente.

Las ideas escasean en esta era de la globalización que nos convence de los grotesco de nuestras tradiciones y costumbres para insertarnos a la chita callando en una espiral de mediocridad feliz. Porque no hay duda de que si eres como los demás, no tendrás más problemas que ellos, y ya se sabe que "mal de muchos, consuelo de tontos", y eso te conduce a una felicidad que aniquila tus aspiraciones de juventud para entrar en el cajón de sastre de los hipotecados que tienen una mujer y dos hijos, un perrito y un monovolúmen con DVD portátil sin el que podrías vivir perfectamente.

Y por aquello de que mi fiebre londinense está aún haciendo mella en mí, hoy me encontraba sumergido en el YouTube en busca de canciones de Los Beatles. Y precisamente en la búsqueda de esos temas de los padres indiscutibles del pop, me topo con la canción 'Help!', una de mis favoritas. Pero hoy la escucho distinta, y en vez de hacer otras cosas mientras la oigo distraído, miro el vídeo.

Al principio me parece lo más cutre que haya visto nunca. Pero después no puedo dejar de mirarlo. Me relajo, y me contagio de un buen rollo brutal. Blanco y negro para cuatro chavales de Liverpool sentados sobre un tablón de madera en un plató vacío.
Un John Lennon lleno de vida, fornido, no como en sus últimos años, en primera fila con la naturalidad de los que no tienen nada y van a por todas. Ingenuo y simpático Paul McCartney, sonríe a cámara, y cuando empieza a nevar hasta se saca un papelito que se le ha metido en la boca en pleno videoclip, además de haberse llevado todo el tiempo botando sobre el tablón pasándoselo en grande, y que levanta las cejas en los agudos del principio porque casi no llega. George Harrison, como siempre sin molestar, mira de reojo al cámara tras el hombro de Paul, más feo que picio el pobre, y canta de manera descarada al objetivo cada vez que le enfocan, con esos aires de rockero aprendido que lleva en la sangre. Y por último un fascinante personaje, el batería Ringo Starr, que sin batería y sin cantar, lleva colocada una sombrillita que mantiene durante todo el videoclip, mientras mira enterrado en su pelo cortado a la taza hacia el frente como el que espera que la filmación termine lo antes posible.

La espontaneidad por la espontaneidad. La demostración más grande de que sin nada, sólo con una fe en tus canciones impresionante, puede llegarse más lejos de lo que puedas imaginar. Un vídeo tierno a la par que atrevido, de creer que eso basta para promocionar una canción. Quien les daría hoy trabajo en la era del márketing. Seguro que hoy día en su videoclip salvarían el mundo montados en una nave en forma de tortilla o algo de eso, mientras bailarinas en bikini muestran el culo a cámara en las estrofas.

Y recuerdo en este momento qué habría sido estar en uno de sus conciertos, en aquella cueva de Liverpool donde empezaron. Y maldigo el día en el que otro puñado de gente sin inventiva congió esta espléndida y pegadiza canción para convertirlo en 'Santo' que cantar en misa. Y se me hincha la vena del cuello de rabia cuando oigo a aquellos que creen que toooodo puede servir para cantarlo en misa, y que todas las canciones del mundo pueden hablar de Dios si se les cambia esta letra por allí o esta frase por allá. Y me indigno de ver que seguimos desperdiciando nuestro tiempo ultrajando, que es mucho más fácil que crear de cero, y dejamos a nuestros hijos un legado vacío de ideas.

Si Paul McCartney escuchara con las pocas ganas que cantan su 'Help!' en los coros jóvenes de España, se echaría a llorar. Cantarle a Dios con Los Beatles, asesinando de camino la canción, es como regalar un regalo. Faltas el respeto a quién te lo regaló y a quien ahora se lo regalas, porque a ambos les demuestras que no te importan. Mucha tela.

Desgraciadamente, la especie humana es vaga por naturaleza. Seguiremos chupando del bote todo el tiempo que podamos, hasta que ya no queden temas que versionar o libros que reinterpretar. Llegara un momento en que los arreglistas sustituirán a los músicos y los traductores a los escritores. Y entonces ya no nos quedará nada nuevo que decir. Y permaneceremos en silencio, a esperar a que el tiempo nos consuma.

Por ahora, yo sigo disfrutando de este video, sin guitarritas de ritmos salesianos ni voces apagadas de monjitas ursulinas. Y os lo regalo para que volváis a una época en la que la ilusión era lo que vendía.